jueves, 27 de septiembre de 2012

El regreso de J.K.




El otoño comienza con buen pie. Hoy leo con expectación y alegría el anuncio de la publicación de la nueva novela de la escritora escocesa J. K. Rowling, la considerada “madre de Harry Potter”. La obra, cuyo título en inglés, The Casual Vacancy, podría traducirse al español como La vacante casual, narra “la realidad social y política de su país con una sátira que carga contra los prejuicios de clase y reivindica a quienes viven en sus márgenes”, según he leído esta tarde en El País. Ésta es la primera vez que la narradora abandona el terreno de la literatura juvenil, y por ello la crítica y millones de lectores tienen sus ojos puestos en el que ya puede considerarse el éxito literario más importante del Reino Unido en 2012.

The New York Times dice que Rowling, en su incursión en la novela para adultos, nos sumerge en el país de los muggles, los tristes humanos que, como los tíos de Harry, viven en el mundo sin una pizca de magia, con sus mentes estrechas, egoístas y aún esnobistas. El parisino Le Figaro tilda la novedad de “sombría y desencantada”, mientras que las librerías francesas esperan recibir mañana a sus clientes con la traducción gala, presentada bajo el título de Une place à prendre y según el mismo formato anglosajón: cubierta amarilla, mismo espesor, 512 páginas. Todo por 23 euros. (Creo haber descubierto cuál será nuestro muy anticipado regalo familiar de Navidad).

En todo caso, celebro que Rowling haya salido del silencio. En una entrevista concedida a The Guardian y a la BBC, la escritora dice, en sus propias palabras, que ha escrito su última obra con toda libertad, sin presiones editoriales y con el total relax que debe producir tener la mayor cuenta bancaria del Reino Unido, siendo ella aún más rica que la misma reina Isabel II.

A Rowling, sin embargo, todos le debemos la creación de un personaje destinado a convertirse, de aquí a varias décadas, en un Quijote o Hamlet, en un producto cultural que muchos siguen mirando con recelo (yo mismo lo hice alguna vez), pero que ha sabido encaminar a la lectura a una generación de niños, jóvenes y, por supuesto, adultos perdida en el laberinto de los videojuegos y teléfonos inteligentes. Más allá de esta noble proeza, digna en su momento de un Premio Príncipe de Asturias, el mayor aporte de Harry Potter consiste en un sublime mensaje basado en la lucha por la inmortalidad, por el anhelo de no morir jamás, contrapuesto al salvador antídoto del amor de una madre y de la amistad. Y esto ya lo he dicho antes.

Rowling regresa de nuevo, ahora para hacer “sátira social y política”, como dice también El País. Esta vez no hay magia ni escobas, ni hechizos ni escuelas de niños magos. Harry y su “madre” han crecido. La infancia ha quedado atrás. Queda ahora la realidad de un pueblo ficticio de la Inglaterra profunda (en el que espero sumergirme a partir de mañana), en tiempos de crisis financieras y de valores, de elecciones presidenciales, de esperanzas que resisten a frustrarse en el caos que nos deja la nostalgia, la rutina y el desarraigo.

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La imagen, obtenida del sitio Devientart.com, constituye un dibujo de la escritora J.K. Rowling realizado por un artista que firma con el estrambótico seudónimo (¿o apodo?) Jewjewjewlian.

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