Otros se habían ido para estudiar inglés, pero intentaban por todos los medios trabajar en lo que fuera para ganarse la vida. Algunos tenían fecha de regreso para Venezuela porque su situación como estudiantes les impedía proyectar una vida a largo plazo en Irlanda. Todos se veían risueños, optimistas. La juventud venezolana se va, huye. Nuestra mejor Venezuela se va. Huye.
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En la imagen, tomada en mayo de 2014, una fotografía
personal de Dublín, en la que se aprecia el río Liffey desde el puente O’Connell.
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