Para certificarse como profesor de español en Francia, se
deben aprobar unas exigentes oposiciones, compuestas por pruebas escritas y orales cuyo contenido puede ir desde el teatro del
Siglo de Oro hasta un análisis del Guernica,
de Picasso, o de un tétrico filme en blanco y negro de la época mexicana de
Luis Buñuel (sí, me refiero justamente a Los
olvidados).
Las traducciones son parte del proceso de preparación. Hoy comparto tres traducciones que he realizado esta tarde
del francés al español (ver más abajo). Son extractos de La fuerza de la edad, de Simone de Beauvoir; La cartuja de Parma, de Stendhal, y La peste, de Albert Camus. A aquellos que quieran y que les
guste el francés, siéntanse libres de compartir conmigo sus ideas e impresiones
acerca de estas traducciones. ¿Cuáles otras posibilidades creen que existen
para que los textos resulten mejores y más fieles a sus originales? Gracias por
toda la ayuda que puedan prestarme. El examen escrito es el próximo 21 de
noviembre. El oral será en junio de 2013. El año pasado aprobé el escrito, pero
no el oral. Somos más de mil candidatos para unas 340 plazas. ¡A cruzar todos
los dedos conmigo, por favor!
Simone de Beauvoir, La
force de l’âge (1960)
Sólo un
motivo hubiese sido lo suficientemente consistente como para convencernos de sufrir
esos lazos que se dicen legítimos: el deseo de tener hijos; en todo caso, no lo
sentíamos. Sobre el tema se me ha obligado a tomar partido tan a menudo, me han
formulado tantas preguntas, que deseo explicarme. No tenía ni tengo ningún
prejuicio contra la maternidad; los bebés nunca me habían interesado, pero, más
crecidos, los niños a menudo me encantaban; incluso me había propuesto tener mi
propio hijo en la época que soñaba casarme con mi primo Jacques. Si ahora
cambiaba de proyecto, era sobre todo porque mi felicidad era demasiado sólida
como para que ninguna novedad pudiera seducirme. Un niño no hubiese podido
fortalecer aún más los vínculos que nos unían a mí y a Sartre; no deseaba que
la existencia de Sartre se reflejara y se prolongara en la de otro: él se
bastaba a sí mismo; él me bastaba. Y yo me bastaba: ni soñaba por un momento
reencontrarme con mi propia carne.
Un
seul motif eût pesé assez lourd pour nous convaincre de nous infliger ces liens
qu’on dit légitimes: le désir d’avoir des enfants; nous ne l’éprouvions pas.
Là-dessus on m’a si souvent prise à partie, on m’a posé tant de questions que
je veux m’expliquer. Je n’avais, je n’ai, aucune prévention contre la maternité ;
les poupons ne m’avaient jamais intéressée, mais, un peu plus âgés, les enfants
me charmaient, souvent ; je m’étais proposé d’en avoir à moi au temps où
je songeais à épouser mon cousin Jacques. Si à présent je me détournais de ce projet,
c’est d’abord parce que mon bonheur était trop compact pour qu’aucune nouveauté
pût m’allécher. Un enfant n’eût pas resserré les liens qui nous unissaient
Sartre et moi ; je ne souhaitais pas que l’existence de Sartre se reflétât
et se prolongeât dans celle d’un autre : il se suffisait, il me suffisait.
Et je me suffisais : je ne rêvais pas du tout de me retrouver dans une
chair issue de moi.
Stendhal, La Chartreuse de Parme (1830)
Fue en el
invierno de 1830 y a trescientas leguas de París que esta novela fue escrita;
por tanto, no hay en ella ninguna alusión a los acontecimientos de 1839. Muchos
años antes de 1830, en la época en que nuestros ejércitos recorrían Europa, la
casualidad quiso que viviera alquilado en el hogar de un clérigo: era en Padua,
encantadora ciudad de Italia; prolongándose la estancia, nos hicimos amigos.
C’est
dans l’hiver de 1830 et à trois cents lieues de Paris que cette nouvelle fut
écrite ; ainsi aucune allusion aux choses de 1839. Bien des années avant
1830, dans le temps où nos armées parcouraient l’Europe, le hasard me donne un
billet de logement pour la maison d’un chanoine : c’était à Padoue,
charmante ville d’Italie ; le séjour s’étant prolongé, nous devînmes amis.
Albert
Camus, La peste (1947)
Una manera fácil de conocer una
ciudad consiste en buscar cómo se trabaja, cómo se ama y cómo se muere en ella.
En nuestra pequeña ciudad, debido al efecto del clima, todo eso se hace junto,
con el mismo aire frenético y ausente. Es decir, que ahí uno se aburre y se
aplica a adquirir costumbres. Nuestros conciudadanos trabajan mucho, pero
siempre para enriquecerse. Se interesan sobre todo en el comercio y se ocupan,
ante todo, según su expresión, a hacer negocios. Naturalmente, también tienen
afición por las simples alegrías, aman las mujeres, el cine y los chapuzones en
la playa.
Une manière simple
de faire la connaissance d’une ville est de chercher comment on y travaille,
comment on y aime et comment on y meurt. Dans notre petite ville, est-ce
l’effet du climat, tout cela se fait ensemble, du même air frénétique et
absent. C’est-à-dire qu’on s’y ennuie et qu’on s’y applique à prendre des
habitudes. Nos concitoyens travaillent beaucoup, mais toujours pour s’enrichir.
Ils s’intéressent surtout au commerce et ils s’occupent d’abord, selon leur
expression, de faire des affaires. Naturellement ils ont du goût aussi pour les
joies simples, ils aiment les femmes, le cinéma et les bains de mer.
*
En la imagen, una fotografía de la escritora, filósofa y
feminista francesa Simone de Beauvoir (1908-1986), extraída del sitio Jacketmechanical.blogspot.com.
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