Si hay algo que aplaudir 80 años después del estreno de la
grandiosa Lo que el viento se llevó, del realizador Victor Fleming, es
el Oscar a la mejor actriz de reparto concedido a la actriz afroamericana Hattie
McDaniel o, mejor todavía, el discurso que ella pronunció en febrero de 1940.
Llenas de una conmovedora gratitud y humildad, las palabras de la señora McDaniel
—que en el filme interpreta a la inolvidable esclava Mammy— deberían recordarse
como un valiente manifiesto contra todos los muros, los odios, las diferencias
y las fobias que durante siglos se han levantado aquí y allá, algunas veces por
obra de las creencias religiosas, otras por los patrones que rigen el deber-ser
o el las-cosas-tienen-que-ser-así.
En vida, la señora McDaniel fue criticada
por la comunidad afroamericana por contribuir a incrementar, con sus papeles
como actriz, el estigma de inferioridad de la raza negra. Tras su muerte, sin
embargo, las crueles políticas de segregación de su época impidieron que su
última voluntad —ser enterrada en el Hollywood Cemetery— fuese respetada. ¡Así
iba (y va a veces, todavía) el mundo!
Como es cierto eso de que una imagen vale más de mil
palabras, aquí comparto el discurso de la señora McDaniel, mi heroína de esta
semana, la primera actriz de color en recibir el premio más prestigioso de la
industria del cine estadounidense.
Necesitamos más señoras McDaniel en este
mundo.
***
La actriz Hattie McDaniel (1895-1952) en una imagen del sitio
web The Movie DB.
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