Atraco fallido
Viernes, 10 de julio. Estamos en la caja de un Farmatodo a punto de gastarnos casi cinco mil bolívares en dos botellas de refrescos, chucherías, pan de molde y algunos productos de higiene. De repente, alguien, un señor de pelo gris y vestido con una camiseta amarilla, grita: “¡Se están robando un Mitsubishi rojo! ¡Rápido!”. Revuelo en la tienda. La propietaria del vehículo, una señora con unas coloridas zapatillas deportivas, sale al estacionamiento. Otro revuelo, esta vez en la entrada de la tienda. Alguien más grita: “Señora, ¡tenga cuidado!”. Los ladrones parecen haberse evaporado. La alarma del señor de la camiseta amarilla ha evitado que un Mitsubishi engrose las estadísticas de robos de automóviles en Venezuela, calculados en unos 24.000 anuales, según dudosas cifras oficiales de unos ocho años atrás.
Mi madre, con un entrenado olfato de detective, se
dio cuenta de que alguien en el estacionamiento, un sujeto de aspecto
sospechoso, hacía señas con un teléfono móvil en la mano al conductor de una
desvencijada camioneta. Y se le ocurrieron dos cosas: la idea de que aquellos
señores formaban parte de la red de delincuentes y el plan de querer decírselo a todos en la tienda. “Hay
que evitar otros robos”, dijo. Como estábamos con Emma, sólo quería salir
cuanto antes de ahí. “¡Vámonos, mamá, aquí no tenemos nada que hacer!”.
La inseguridad en Venezuela. He aquí un tema que da
para mucho. Causas, consecuencias, medidas de control. ¿Qué no se ha dicho
antes y qué no podríamos hacer para salir de la lista de los países menos
seguros del mundo? Entre 2005 y 2009, fui víctima del hampa en unas cinco
ocasiones. No quisiera volver a pasar por algo así, y mucho menos en estas
vacaciones con mi familia.
He dicho antes que el optimismo es la mejor actitud
en nuestra Venezuela de hoy, pero a veces cuesta tanto mantenerlo, sobre todo
cuando ves con impotencia que no puedes hacer nada para remediar una de las
enfermedades más devastadoras que consume a nuestra patria: la plaga de la
inseguridad.
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La ilustración de este texto fue extraída del sitio Polítika Ucab (junio de 2015).
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