miércoles, 6 de septiembre de 2023

Canción de verano 13/30


Saramago

Pareciera que pocas guías turísticas la incluyeran en sus páginas y, sin embargo, la casa de José Saramago es uno de los lugares imprescindibles del paisaje lanzaroteño. Es una morada hecha de libros, como solía decir el portugués fallecido en 2010, pero a mí me parece que es más bien una especie de volcán en erupción perpetua. Entrar en la intimidad del nobel de literatura es salir con una lava que rueda sobre los pensamientos y las impresiones del visitante. Es sentir que un fuego ilumina y da un nuevo sentido al camino que se recorría hasta ahora. Una de las lecciones recibidas por uno de esos fuegos consiste en el hecho, que hoy considero indudable, de que no hace falta ser una lumbrera y decorar una pared con diplomas para ser un maestro de las letras.

Ya Borges me lo había enseñado. Saramago es la ilustración perfecta de esta verdad.

Sólo hace falta una biblioteca, propia o prestada, y comenzar a andar en el laberinto sabiendo que no hay salida ni vuelta atrás. 

***

La imagen, de la Fundación José Saramago, muestra al escritor en los años setenta.

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