domingo, 28 de agosto de 2016

Natalie, los franceses y nosotros




Esta semana leí en el portal de noticias MSN que la actriz estadounidense Natalie Portman se mudó de París a Los Ángeles por sentirse incapaz de comprender y de integrarse a la sociedad francesa. Más aún, no dudó, según esta información que merece el maleficio de las dudas naturales, en caer en el eterno cliché que dice que «los franceses son fríos e insoportables».

Después leí un fragmento del libro Dieu voyage toujours incognito (la traducción española lleva por título un inexplicable No me iré sin decirte adónde voy), del escritor francés Laurent Gounelle, en el cual aprendo que los seres humanos actúan de conformidad con los gestos y códigos que se expresan mutuamente. Es decir, y en teoría, si pretendo que cada día la gente me sonría, sea amable y considerada conmigo, yo mismo tengo que actuar de ese modo. Por otro lado, si soy alguien cabizbajo, pesimista, negativo o de mal temperamento, veré el resto del mundo según los cristales de esa visión turbia de las cosas.

Si creemos en esto, podríamos atrevernos a decir que el resto de los mortales, tal y como lo ha hecho nuestra espléndida Natalie (a quien le podemos perdonar casi todo gracias a sus mágicas películas), reflejan en los franceses sus propios prejuicios y actitudes negativas. De este modo, si vamos a París, podemos actuar con cierta frialdad y hermetismo puesto que estamos convencidos de que nadie nos sonreirá ni se mostrará amable u hospitalario. Pero, tal vez, si hacemos la prueba, y desde que llegamos saludamos al vendedor de periódicos con un sonoro bonjour y una sincera sonrisa de oreja a oreja, veremos la diferencia. No pretendo con esto que hay que sobreactuar una alegría que no se siente, pero sí creo, como lo dice Laurent Gounelle, que nuestro mundo es el espejo de nosotros mismos.

Así que, Natalie, regresa a París, olvídate de Los Ángeles y comienza de cero. La vida es eso: un eterno empezar, una y mil veces.
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En la imagen, la actriz Natalie Portman en un fotograma de la película Black Swan (2010), del realizador Darren Aronofsky.