viernes, 8 de febrero de 2013

Lecciones de Historia de Steven Spielberg




Fui a ver Lincoln la semana pasada, y llegué a los créditos finales con la sensación de haber presenciado el capítulo más triste y decepcionante en la carrera de Steven Spielberg. Debe ser porque estoy comiendo demasiadas tortas de yogur o porque fui a la última función del viernes, tras una semana de habituales carreras, pero fui incapaz de apreciar todos los elogios y críticas que esta película ha recibido en su carrera a la consagración en la noche de entrega de los premios Oscar 2013. Daniel Day Lewis me pareció nada convincente (tal vez la culpa haya sido, espero, del actor francés que dobló sus diálogos), Sally Field parecía una versión diminuta e improbable de Scarlett O’Hara y el resto de la trama quedó diluida en diálogos pesados, muy pesados y soporíferos, sostenidos en oficinas y cámaras de la Casa Blanca y el Capitolio.

La extraordinaria lucha legal por la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos es, desde luego, una página imprescindible en la historia universal. Abraham Lincoln fue, por supuesto, uno de esos raros presidentes estadounidenses destinados a morir por la grandeza y trascendencia de sus ideas. El filme dice que detrás de la victoria parlamentaria que rompió con las cadenas de los esclavos afroamericanos hubo también una historia de conspiraciones y lobbies. La libertad de los seres humanos ha sido siempre una cruzada comprada con la sangre de los mejores hombres de todos los siglos.

Pero en esencia, como película creada por un genio del cine, Lincoln es pasmosamente aburrida, y, al decir esto, es posible que me demuestre a mí mismo cuán ignorante soy como cinéfilo o cuánto se ha equivocado el ejército de aduladores de la última obra del padre de E.T., a quien le agradezco, al menos, el haber tenido el detalle de incluir una vez más el talento musical de John Williams. Espero que sea lo primero.

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En la imagen, el actor irlandés Daniel Day-Lewis en un fotograma de la película Lincoln (2012), de Steven Spielberg.
 



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