viernes, 13 de enero de 2017

Los zombis están aquí


Aunque un poco tarde, me he enganchado a la serie The Walking Dead, que ya suma siete temporadas y que empezó a trasmitirse en octubre de 2010. Todo un tributo a una buena parte del cine de horror de los ochenta. No sé qué es lo que más me gusta de la serie: tal vez sea el decorado apocalíptico de una civilización en ruinas poblada por los restos animados de una humanidad nauseabunda y mortífera, o el retrato de esa parte de la raza humana, la que conduce la historia, la que precisamente no se ha convertido (aún) en zombi, pero que se devora a sí misma, se aplasta, se autodestruye en búsqueda de más poder o de una supervivencia no garantizada.

Por eso, en diciembre de 2016, estando una tarde con los niños, se me ocurrió pintar a un zombi desmembrado, arrastrándose con el torso y la expresión ausente, perdida en la mirada. Efectos especiales aparte, borbotones de sangre a un lado, The Walking Dead se ha convertido, como lo dije en su momento, en una representación de la tragedia de una especie entretenida en el fatal delirio de devorarse a sí misma.

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Un zombi pintado por mí mismo con pintura acrílica se pasea por un campo en penumbras. El decorado, torpe y humildemente, intenta homenajear a las Pinturas negras de Francisco de Goya (1746-1828).

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