domingo, 10 de septiembre de 2023

Canción de verano 21/30


De la música y la literatura

Cada gran autor de la narrativa hispanoamericana tiene un padrino con residencia en el panteón de los grandes compositores. Así, cada escritor puede ser una metáfora de la historia de la música occidental. Borges es, de este modo, ahijado de Bach: su literatura es un espejo de la arquitectura y del edificio sobre el que reposan las bases de un arte construido según lo breve, excusa para encerrar en cada esfuerzo, en cada poema, en cada ficción, un Aleph, un cosmos, el universo.

García Márquez, por su parte, es heredero de Mozart. ¿Cómo no pensar en que una narrativa tan luminosa, tan prodigiosa, tan llena de vida como un río infinito de “piedras pulidas”, no sea el resultado de la obra un genio que se sienta ante su máquina de escribir, con una flor amarilla sobre la mesa, para desgranar una de las prosas más perfectas en lengua española y contar fábulas que duran cien años y cuentos de abuelas sin alma?

Si un día abres una novela de Vargas Llosa, no te asustes si te sacude el estruendo del destino, el sol-sol-sol-mi de una sociedad, la nuestra, la de la América peruana, la de todos nosotros, que se hunde en el barro del machismo indecente, en el lodo de una condición humana que sólo puede redimirse en el fuego de una serie de narraciones y ensayos que resuenan sin ninguna sordera de por medio y según el espectro de Ludwig van Beethoven.

Tres grandes compositores: dos alemanes y uno austriaco. Tres grandes escritores: uno argentino, el otro colombiano, el siguiente peruano. Música y literatura se funden, se compenetran, encuentran sus semejantes.

Si se sigue con la lista, Cortázar es Mahler. Et ainsi de suite. 

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Una fotografía de Gabriel García Márquez (1927-2014), premio Nobel de literatura en 1982, publicada en Vanity Fair.

2 comentarios:

  1. Cuál es mi sorpresa que vuelvo a poder algunas líneas en este blog por Ricardo López

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