Hace 100 años, el 14 de abril de 1912, el trasatlántico más
célebre del mundo se hundió tras chocar con un iceberg que le abrió el casco. Un
millar y medio de personas murieron y unas setecientas lograron salvarse. Al
realizador James Cameron le debemos la versión cinematográfica que mejor
retrata con lujosos efectos especiales la apoteosis del
hundimiento. El centenario del Titanic
nos recuerda, sin embargo, que su leyenda sigue insumergible, y que en el
imaginario colectivo de la humanidad quedará para siempre el eco de los
violines en las horas finales del naufragio mezclado con la vaga certeza de que
aún las mayores proezas fabricadas por el hombre resultan a la larga vanas y efímeras.
Y es que del Titanic
se decía que era imposible de hundirse. Fue diseñado y construido con la tecnología
más avanzada de su época. Y, sin embargo, cuatro días después de iniciar su
viaje inaugural, partiendo desde el puerto inglés de Southampton y con destino final
a Nueva York, la embarcación se hundió a las 2.20 del lunes 15 de abril
de 1912, apenas dos horas y cuarenta minutos después de impactar con el
iceberg.
El poeta alemán Hans Magnus Enzensberger escribió en 1980
El hundimiento del Titanic,
considerado por el Nobel Vargas Llosa “como una metáfora de nuestra civilización,
en peligro también de naufragio[1]”,
que deja, según el escritor peruano, una importante moraleja: “Si vamos a
hundirnos, aprendamos a nadar”.
El Titanic desapareció
una noche como hoy hace 100 años. Ante el embeleso que nos produce ver los numerosos
objetos rescatados tras el desastre, me gusta pensar que en los naufragios de nuestra
sociedad y de nuestra vida siempre queda la esperanza de la salvación en los
botes de nuestra capacidad para seguir adelante y en los chalecos de nuestro
sentido de reconstruirnos a nosotros mismos pase lo que pase. En cierta manera,
nuestra condición humana es verdaderamente insumergible. En tiempos de desconfianza y desconsuelo, ideas como éstas producen alivio. Un gran alivio, en verdad.
[1]
Sugiero la lectura del artículo de Mario Vargas Llosa En el Titanic, con
Enzensberger.
*
La imagen fue obtenida del sitio TitanicUniverse.com.
No hay comentarios:
Publicar un comentario