miércoles, 8 de julio de 2015

Viaje al país imposible (3)

La gasolina más barata del mundo

Domingo, 5 de julio. Regresamos de Ciudad Ojeda tras una estupenda comida en familia con Zenaida, Marcelino, Meri y mis fantásticos sobrinos. Recorremos la autopista y llegamos a una estación de servicio situada justo antes del puente. El tanque de la gasolina está casi vacío. Mi madre me dice que es mejor llenarlo ahora porque después no se sabe si en Maracaibo se podrá encontrar otra gasolinera disponible o con una cola más larga. 


Llenamos el tanque. El empleado nos da el precio: “4,30 bolívares”. Mi madre le da un billete de diez. El empleado nos devuelve cinco bolívares. Mi madre me dice que el señor se ha quedado con una parte del cambio. Le digo que con esos precios el buen hombre de la estación ha hecho más que bien. No sé si sonreír, reír o llorar ante el disparate de la gasolina más barata del mundo. Sólo en Venezuela.

Pienso que en Francia necesito poco más de cincuenta euros para llenar el tanque. Cincuenta euros por dos semanas, cien euros por todo el mes. Cien euros vendidos en el mercado negro pueden costar unos cincuenta mil bolívares. Aquí sólo bastan unos cuatro bolívares (apenas unos cuantos céntimos de euro). En una economía con la mayor inflación del mundo, los venezolanos nos damos el lujo de regalarnos la gasolina. Lo de los cuatro bolívares es una mera formalidad, un gesto simbólico.

Atravesamos el puente y digo a los niños que traten de admirar lo que ven. La silueta de Maracaibo se recorta sobre un fondo de bruma, romántico. El sol acaricia los cables pretensados del puente, y ya se me ha olvidado que me acaban de hacer un regalo sin merecerlo y ni siquiera pedirlo. Cosas de la vida.

*
La imagen fue extraída del sitio web de Globovisión.

1 comentario:

  1. Y donde quedo la emoción que sentimos los Maracuchos cuando "pasamos" el puente?

    ResponderEliminar