miércoles, 6 de junio de 2012

¿Adiós, Facebook?



La prensa internacional anuncia esta semana que la red de redes “comienza a dar señales de agotamiento entre sus fieles”. Al parecer, “la imagen de la red social se ha deteriorado desde que está en la Bolsa”. Su cotización bursátil ha pasado en unos doce días de un máximo de 45 dólares a un mínimo de 26,80. La caída se explica en parte por la publicidad, el motor que mueve los engranajes de la fábrica multimillonaria de Mark Zuckerberg. Entre otras razones, el formato Facebook de las tabletas y teléfonos móviles o inteligentes no permite visualizar la publicidad según la versión clásica. Y aún más: una encuesta revela que “el 34% de los estadounidenses pasa hoy menos tiempo en ese sitio que hace seis meses”.

Todas las frases entre comillas que acabo de citar pertenecen a El País, de Madrid. El New York Times señala el caso de “comienzos decepcionantes”. Le Monde se pregunta si Facebook rebasó hasta el extremo sus posibilidades de hacer aún más dinero. ¿Quién lo sabe? Si los expertos financieros o bursátiles nos dicen que uno de los fenómenos sociales más importantes de la década está perdiendo rentabilidad, Facebook constituye hoy una “familia” de 1.000 millones de personas.

Y son mil millones de nombres, con sus apellidos y fotos (sobre todo eso, fotos), que se conectan cada día para ver y dejarse ver, para enterarse de las novedades del amigo que se fue, de lo que se dice o se deja de decir. Facebook tiene la virtud, por dar un ejemplo, de fomentar una red de opiniones y puntos de vista alrededor de una simple fotografía. Un autor se pregunta en un artículo que utilizamos en nuestra clase de español si Facebook y Messenger pueden ser una amenaza al contacto real entre la gente. En una época se pensó lo mismo de la radio y luego de la televisión. En mi opinión, el tiempo ha demostrado que el establecimiento de nuevos medios de comunicación hace un mundo más abierto y mejor conectado.

Yo soy optimista, tal vez demasiado. Facebook podrá perder dinero en la Bolsa, pero jamás desaparecerá. Es cierto que su uso debe ser racional (ver televisión por horas en un mismo día es tan desaconsejable como hacer del acto de mirar las fotos de los amigos una verdadera adicción), pero el invento de aquel estudiante de Harvard, cuyos comienzos son tan bien retratados en la película La red social (2010), ha llegado a nuestro mundo para hacerlo un poco mejor. Sí, aún con todos los peros, Facebook ha hecho posible que nuestra vida, compuesta por todos aquellos que nos rodean y nos han rodeado desde nuestra infancia hasta nuestra madurez, sigan con nosotros de alguna manera, aunque sea virtual. ¿No es esto algo simplemente maravilloso?

Gracias, Mark, por hacerte rico, y a todos nosotros también.

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En la imagen, un fotograma del filme La red social (2010), del director David Fincher.  

1 comentario:

  1. Lo peor es que quienes lo critican son los más activos en la red, digo yo, si tanto les incomoda por qué tienen una cuenta entonces, incongruencias de la vida. Puro Bullshit bla bla bla. Para mi es cool, es innovación y de estar en contacto con tu gente querida que geográficamente se tiene lejos

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