domingo, 22 de marzo de 2020

Flores en el ático. Día 6



Estar confinado debe ser como estar en una balsa en medio del océano. No hay nadie a tu alrededor, sólo los tuyos cuando tienes la suerte de tenerlos contigo. El resto es una inmensa soledad, un estruendoso silencio, un vacío sin fin.

Las pocas personas que ves en la calle son espectros que avanzan, como yo, tanteando en la oscuridad. He cometido el error de salir unas tres veces esta semana. Tengo el complejo de la hormiga provisora; no he cedido al pánico, sólo quiero sentir que nada nos va a faltar. Que haya suficiente comida.

Ya no se consigue la harina de trigo en ningún supermercado. La escasez de pastas se ha convertido en un chiste popular y triste en las redes sociales. El miedo ha provocado una estampida de compras nerviosas que, según una señora decía esta tarde a la espera de que abrieran una tienda de alimentos congelados, sólo ha puesto al descubierto el egoísmo de los franceses.

No es egoísmo, señora, es miedo. El miedo nos puede conducir a las más temerarias locuras. Pero todo es comprensible cuando capeas la tempestad en el océano de una cuarentena mundial.

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La foto fue publicada en el sitio Actu.fr el 3 de marzo de 2020.

1 comentario:

  1. Loco yo fui ayer pal súper y había casi de todo.. es cuestión de esperar unos días a qué abastescan.. es normal que la gente se lance por mliedo pero habrá abastecimiento al menos x 2 o 3 meses

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