miércoles, 25 de marzo de 2020

Flores en el ático. Día 8

Ninguna precaución, ninguna medida de higiene parecen suficientes. Me lavo las manos unas veinte veces al día. La piel del dorso se ha puesto aún más áspera. El contacto del agua con esa parte de la piel que se ha cuarteado comienza a doler. Si se me ocurre bajar la basura a la calle, quisiera poder ponerme un traje de astronauta. Ya mucha gente, o la poca que se ve por las mañanas, no camina por las aceras. Cualquier acción que hace unas semanas no tenía ninguna importancia puede convertirse en un asunto de vida o muerte: rozar un dedo con una superficie metálica; dejar, sin quererlo, que mi abrigo toque una puerta. Son cosas de la histeria.

El mundo exterior se ha convertido en un inmenso Chernóbil.


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Una imagen de la miniserie Chernobyl (2019), de Johan Renck, publicada en el sitio France Info.

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