El poder de
producir informaciones ya no es obra exclusiva de los medios. La web 2.0 ha
traído una ola de cambios, y los internautas disponen ahora de más herramientas
para desempeñar el papel de comunicadores o aún de periodistas: pueden publicar
sus ideas en blogs gratuitos; desde 2004, forman parte de la gran red social
Facebook; desde 2005, pueden producir videos y publicarlos en YouTube; desde
2006, y con apenas 140 caracteres, pueden informar e informarse y enviar
imágenes gracias al portal Twitter. Todas estas transformaciones sociales y
mediáticas se han producido a la vez que la prensa escrita experimenta una
etapa en la que urge reinventarse para sobrevivir. Cada vez más lectores
prefieren acudir a internet antes que al papel para informarse; la razón es
evidente: es mucho más rápido y barato. Los periódicos, de este modo, pierden
dinero. El modelo clásico de la prensa como negocio se ha agotado, y el oficio
mismo del periodista, como se ha visto, queda en entredicho. ¿Quién necesita
periodistas cuando ya todos pueden serlo?
En este contexto aspiro
a centrar el tema de mi tesis doctoral en la Universidad Sorbonne Nouvelle-París III.
Ahora que ya no hablamos de medios de comunicación de masas sino de masas de
medios (Ramonet, 2011), los periódicos clásicos en su formato digital buscan
aumentar el número de lectores dejándoles participar fundamentalmente a través
de los comentarios. Mi trabajo va a hacer, entonces, de los comentarios de los usuarios
de los periódicos electrónicos el tema principal de estudio. Y esto me
interesa, básicamente, desde la perspectiva ofrecida por el contexto del
contrato de comunicación propuesto por Charaudeau (2002).
En este contrato,
se habla de dos instancias: la primera, la emisora o mediática, se encarga de
transformar el acontecimiento bruto en un acontecimiento interpretado; la
segunda, la receptora, va a interpretar a su vez este acontecimiento en un proceso llamado de transacción. Entre
ambas instancias se establece un contrato, una especie de acuerdo que, según el
estudio de normas psicosociales y discursivas, puede ser analizado desde una
perspectiva lingüística. Trataré de retomar un estudio profundizado de este
contrato, siempre según el punto de vista lingüístico o más bien
semiolingüístico, para extender o añadir otros aspectos presentes en el
discurso de la prensa digital. Por ejemplo, el del consenso. La prensa en línea consiente en otorgar nuevos y mayores
espacios de participación a sus lectores. Hay un mensaje entre líneas: “Venga,
acérquese, publique sus opiniones. Sea usted mismo también un periodista como
nosotros”. El lector sigue el juego,
por decirlo de una manera. Sus puntos de vista, no obstante, van a pasar por un
filtro, por la figura de un moderador, que es parte del medio. La libertad de
expresarse sigue siendo, desde esta óptica, prioridad exclusiva del periódico,
y, en la apariencia, el foro de comentarios constituye sólo otro recurso para
aumentar su lectorado.
La descripción de
estas situaciones, que formarán parte de la propuesta, tiene como propósito
aportar un conocimiento adicional al estudio de los medios a partir del
contrato de comunicación como herramienta teórica-metodológica del análisis del
discurso. Ésta será, entonces, mi primera intención. Digo que vamos hacia un
post-contrato de la comunicación porque creo que los cambios sociales, el
replanteamiento informativo de los periódicos en la esfera digital, el
fulgurante e imparable recorrido de internet y de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación nos obligan a repensar los modelos de análisis
que hemos utilizado hasta ahora. En este sentido, de forma hipotética digo que
el contrato de comunicación no ha perdido vigencia, que sus postulados aún son
necesarios para entender el fenómeno de la comunicación mediática, pero que sí
es hora de revisarlo y de adaptarlo, específicamente en nuestro caso, al
discurso de la prensa en línea.
En segundo lugar, una
vez llegados a este punto, vamos a procurar establecer cuáles podrían ser los
aportes del periodismo digital o multimedia en pro de la verdadera
democratización de la información. Si entendemos, también de forma hipotética,
que los periódicos electrónicos se valen de los foros para ganar más lectores,
¿qué ocurriría si estos medios dieran a los usuarios herramientas de verdadera
participación en la interpretación de los acontecimientos, si la multiplicidad
de comentarios pudiera transformarse en un nuevo género periodístico, en una
forma auténtica y genuina de informar “por y para el pueblo”? Ramonet (2011)
considera que el regreso al periodismo de calidad, de historias bien contadas,
a la esencia del relato detallado podrá salvar el oficio de informar. Nosotros
apoyamos esta tesis y añadimos otra más: un nuevo periodismo fabricado por los
lectores y los periodistas “a cuatro manos” podrá coexistir con su forma clásica
en ésta y en las siguientes etapas que la web seguirá recorriendo en su carrera
hacia la perfección tecnológica, que no siempre discursiva.
*
La imagen fue
obtenida del sitio Ristretto.weave.eu.
La bibliografía mencionada corresponde a Charaudeau, Patrick (2002) El discurso de la información mediática,
Gedisa, Barcelona-Buenos Aires; y a Ramonet, Ignacio (2011) L’explosion du journalisme, Galilée, París.
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