¿Estudiar en la capital francesa? ¿Por qué no?

                                                                  

Según un estudio de la sociedad británica QS, difundido esta semana en Le Figaro, París es la mejor ciudad universitaria del mundo. El resultado sorprende a muchos y confirma a otros que el prestigio de las universidades parisinas, sus campus multiculturales, el atractivo de sus diplomas y la solidaridad de sus tarifas de matriculación seducen a quienes apuestan cada año por una educación “a la francesa”.

Sin saber todo esto, sólo con la idea de realizar estudios doctorales bajo la tutoría de un académico de comprobada experiencia, llegué a París en septiembre de 2009 con Zureya, quien entonces estaba embarazada de cinco meses, y Samuel, de cinco años, y Emma, de tres. Nunca olvidaré la abrumadora sensación que tuvimos en el aeropuerto Charles de Gaulle, perdidos en un mar de gente, con nueve maletas y sin saber exactamente cómo íbamos a empezar aquella aventura. En nuestro caso no se trataba sólo de venir a estudiar a Francia sino de empezar una nueva vida de cero.

Por eso sugiero a quienes deseen venir a estudiar a Francia que busquen la mejor información posible para iniciar su proyecto de estudios. Las autoridades consulares francesas en Venezuela recomiendan a los estudiantes ir a una universidad en la provincia justamente porque saben que venir a París puede ser una verdadera pesadilla: los alquileres son difíciles, casi inaccesibles, muy costosos. La ciudad y su región, no obstante, cuentan con una estupenda red de transporte, y es posible encontrar alojamiento en alguna ciudad de las afueras. Eso fue lo que hicimos cuando llegamos: nos instalamos en Fontainebleau, a media hora de París en tren directo, en un apartamento que pudo habernos costado el doble en la capital.

Cada historia es diferente y cada caso, muy particular. La mayoría puede decidirse a venir sin mayor compañía que sus maletas y sueños de comerse el mundo. Otros, como en mi caso, pueden arriesgarse a venirse con una familia y la disposición de salir adelante pase lo que pase (y es un riesgo porque muchas cosas se ponen en juego). El final del camino siempre es radiante y abundante en satisfacciones.

Éstos son, a mi parecer, los aspectos a considerar antes de tomar la decisión de estudiar fuera del país (sea en París o en otro lugar del mundo):

1. El idioma. Es más que aconsejable tener una base de francés antes de venir. Las universidades piden un certificado de conocimientos del idioma (entre el nivel B1 y B2). En Venezuela, desafortunadamente, los precios de la Alianza Francesa pueden desmotivar a cualquiera, pero esta institución sigue siendo la referencia en la enseñanza de la lengua francesa en nuestro país. Nada es imposible.

2. Los papeles. Si se tiene una nacionalidad europea, no hay ningún problema para venir a estudiar y trabajar. Si no es el caso, se debe solicitar una visa de estudiante en la Embajada de Francia (situada en Las Mercedes, en Caracas). Con una carta de invitación de una universidad y documentos que respalden el cómo se financiarán los estudios, la visa es aprobada en un lapso de unas dos semanas.

3. El alquiler. Como lo mencioné antes, éste puede ser el mayor dolor de cabeza (con permiso de Cadivi, por supuesto). Existen varias agencias, pero en Francia no es fácil alquilar una vivienda. El sitio PAP ofrece muy buenas opciones de propietarios particulares que buscan inquilinos sin agencias de por medio. Por esta vía nosotros conseguimos nuestro primer alquiler. Lo recomiendo.

4. Otras informaciones necesarias. La visa de estudiante permite trabajar en Francia, pero sólo unas 20 horas a la semana. Los trámites del ya extinto Cadivi podían resultar lentos y constituir un auténtico calvario, pero la tan esperada remesa de estudiante siempre llegaba. Hay que ver lo positivo en medio de todo. Mientras más ahorros estén disponibles para comenzar, mejor. En Francia, y hasta los 30 años de edad, tener el estatus de estudiante da acceso a la Seguridad Social (indispensable para acceder, a su vez, al sistema sanitario francés). Por encima de esa edad, será indispensable contar con un seguro médico privado (conocido como “la mutuelle”). Me parece, aunque esto sea discutible, que el costo de la vida es relativamente muchísimo más bajo que en Venezuela, sobre todo si se establece la relación calidad-precio.

La foto fue sacada de los diarios digitales Aujourd'hui.fr y LeParisien.fr.

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¿Qué es exactamente la Sorbona?

Muchos piensan que la Sorbona es una gran y única universidad en la capital francesa. Esto es cierto y falso a la vez. La Sorbona es el nombre con el que se conoce a la histórica Universidad de París, una de las más antiguas del mundo, dividida a su vez en trece universidades a principios de los años 70. Cada una de estas instituciones es identificada, de este modo, por un número: París 1, París 2, París 3, y así sucesivamente. Algunas de estas casas de estudio, que más bien funcionan como facultades, mantuvieron el nombre de Sorbona, como París 3 y París 4. Los franceses consideran que la Sorbona es, sobre todo, el antiguo edificio situado en el Barrio Latino, sede de la cancillería de las universidades parisinas (algo así como un gran rectorado). Fuera de Francia, la gente habla de la Sorbona, sin saberlo, como al todo que agrupa a las 13 universidades, y esto también es correcto.